viernes, 12 de agosto de 2011

TRISTE HISTORIA DE AMOR



Como hábiles y primorosos plegados, como hojas plateadas que movía el viento

hacía pajaritas de papel que te susurraban al oído un canto de ensueños, y a solas,

en la intimidad de su cuarto, les enseñaba a volar.

Una tarde de otoño, un fuerte viento abrió la ventana, y en una ráfaga propicia, luz

plateada, escaparon en bandadas todas las pajaritas, como pimpollos dorados que

surcaban el cielo.

Desengañado y dolorido, el hombre redoblo muy delgado su manto plateado, y

largo su más fino papel, hoja traslucida al sol, y con él se atravesó el corazón.







Natalia Julieta Mandrile
Morteros, 05/08/2011

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